Un amor desgraciado: Eloísa y Abelardo

lunes, 12 de noviembre de 2007

Pues bien, voy a dejar de subir artículos chiquititos con poca sustancia. A partir de hoy intentaré escribir textos todavía más curiosos, más sentimentales, divertidos, próximos a nosotros aunque lejanos a la vez. Así pues, empiezo con una historia real que me contaron en la carrera y que me conmovió. Espero que os guste igual que a mi.

Abelardo nació en 1079 en Palais, Alta Bretaña, una aldea próxima a Nantes. Siendo muy joven, fue destinado a la carrera militar, que luego abandonó por su pasión por el estudio. Cultivó todos los saberes de su tiempo, incluyendo la música y el canto. Y fue por el estudio que renunció tanto a su herencia como a su primogenitura. Abelardo, inteligente y tolerante, fue paradójicamente asceta o sensual, según los vaivenes de su corazón. A los 20 años, Abelardo se marchó a París, dedicándose a la filosofía.

Eloísa, era una bella joven de talento excepcional, sobrina de Fulberto, canónigo de París. Había nacido en 1101 y tenía entonces 17 años. Abelardo, que vivía en casa de Fulberto, sedujo a Elosía bajo el pretexto de cultivar su formación filósofica: “inflamado de amor, busque ocasión de acercarme a Eloísa y en consecuencia, tracé mi plan.”, decía Abelardo en una epístola dirigida a uno de sus amigos.

Cuando Eloísa quedó embarazada, Abelardo decidió raptarla para conducirla a Bretaña. Allí dio a luz un niño, en la casa de la hermana de su amante. Pero cuando Abelardo regresó a París, Fulberto lo esperaba para ejecutar su venganza: sus emisarios mutilarían sin más al seductor de su sobrina.

Eloísa, sin otra alternativa, tomaría los hábitos en el convento de Argenteuil y Abelardo, ingresaría en el convento de Saint-Denis. Aunque éste, más adelante, abandonaría el claustro para dedicarse nuevamente a la enseñanza y al debate filosófico, aumentando su fama y con ella, la cantidad de seguidores y adversarios.

Abelardo, como consecuencia de sus ideas y discusiones teológicas, fue rechazado por los monjes de Saint-Denis, por lo que se retiró a la diósesis de Troyes donde se comprometió con una vida austera y rigurosa. Allí fundó el oratorio al Paracleto o Espíritu Santo Consolador, del que más tarde Eloísa fuera abadesa.

Durante el Concilio de Sens, en 1140, San Bernando venció a Abelardo en una discusión pública. En consecuencia, fue condenado a cárcel perpetua (sentencia que luego fue conmutada por la clausura en un monasterio). Sin embargo, años después, el abad de Cluny, Pedro el Venerable, logró reconciliar a Bernardo y Abelardo.

Abelardo murió en la abadía de San Marcelo, en Chalons-sur-Saone, el 21 de abril de 1142. Tenía por entonces 63 años. En sus últimos años, había abandonado sus ideas heréticas, rechazando el arrianismo y el sabelianismo. Eloísa, reclamó su cuerpo.

Elosía murió en 1163, pero recién en 1808 los restos de ambos amantes fueron depositados juntos en el Museo de monumentos franceses de París. Finalmente en 1817, ambos fueron depositados en una misma tumba, en el cementerio del Pere Lachaise, de la misma capital. Abelardo y Eloisa, aunque abocados al debate filosófico el uno, o la vida monástica la otra, nunca dejaron de amarse apasionadamente, pensando sin más, el uno en el otro. No pudieron morir juntos, pero protagonizaron la terrible desdicha de un amor imposible que si bien no les dio la felicidad de vivir uno cerca del otro, si les dio la de haberse sabido amar.

Bueno, ésta es la historia. Ciertamente, explicada así no se siente la pasión y la desgracia que vivieron los enamorados. Os recomiendo la lectura de las cartas, por las que conocemos su historia de amor actualmente. Cartas llenas de amor, ternura, sufrimiento, pasión, tristeza, amargura...


¡¡¡Qué poca chispa!!!

sábado, 10 de noviembre de 2007

El emperador en la silla eléctrica. En Agosto de 1890 un prisionero fue ejecutado en la silla eléctrica. Esta fue la primera ejecución que se hizo por ese método. Cuando el Emperador Menelik II de Abisinia (Etiopía hoy) se enteró, encargó tres sillas eléctricas a los Estados Unidos. El único problema fue que, al llegar el envío, descubrió que necesitaban electricidad para funcionar (Abisinia todavía no contaba con este adelanto). Como el emperador era muy inspirado pronto le encontró la solución. Uso una de ellas como su propio trono imperial.

PD: Disculpad el retraso de los artículos. Os subo unos cuantos para que me perdoneis :)

Un poder fáctico


La sociedad romana era tremendamente patriarcal y la mujer era considerada como una eterna menor de edad, por lo que era excluida de la vida pública y no podían votar, ocupar una magistratura o ser escuchadas en una asamblea, aunque si, las romanas libres, podían tener propiedades, vender, alquilar y comprar. A pesar de estar excluidas del juego político. Extraoficialmente se implicaban en las campañas electorales y daban su opinión. De hecho, en Pompeya encontramos pinturas donde se refleja los consejos que las mujeres daban a los candidatos. (SÀPIENS, enero 2003)


Origen de los tejanos


Llevar tejanos es un signo de ir a la moda en nuestros días aunque la historia de esta pieza de ropa arranca de la necesidad de utilizar una indumentaria laboral útil y barata capaz de soportar la dureza del trabajo de las minas.
En 1846, Oscar Levi Strauss, un joven judío y sastre de profesión, se traslada a San Francisco para proveer de ropa a los trabajadores de las minas. La tela que utilizaba para elaborar los tejanos, en un principio se obtuvo de las velas de los barcos que ya no eran necesarias, puesto que fueron remplazadas por la propulsión a vapor. Posteriormente, cuando debido a la gran demanda dicha tela se agotó, fue substituída por otra azul elaborada con la fibra de una planta llamada sarga.
Los tejanos, que un principio aparecen ligados a las clases populares norteamericanas de mediados del siglo XIX, han acabado convirtiéndose en un arma de igualdad entre ricos, pobres, hombres y mujeres. ( SÀPIENS , nº 7, Mayo 2003)