lunes, 10 de septiembre de 2007
Entre los siglos IV y VII, un sabio oriental, Vatsyayana Mallanaga, escribió en sanscrito un famoso tratado erótico, el Kama-sutra (aforismos sobre el amor). A pesar de su carácter, forma parte de la literatura religiosa de la India. La parte relativa a los matrimonios, a las uniones permitidas y a las prohibidas, y a los deberes de los esposos, es idéntica a las prescripciones de las leyes de Manu. Esta obra es mucho más que un elenco de posturas sexuales. En ella se sostiene que el sexo es casi sacramental y esencial para la vida y que los placeres sexuales son necesarios y obligados para el cuerpo como el alimento. El nombre de la obra proviene del dios indio del amor, Kama, que fue quien, según los Brahmana, hizo nacer en el espíritu del Creador el deseo de tener compañía. Se le representa como un bello adolescente, montado sobre un loro y armado con un arco de caña de azúcar y flechas cuya punta son capullos de loto. Su esposa es Rati, diosa de la voluptuosidad. Unos 14 siglos posteriores a esta obra nacen otros dos libros que lo comentan y complementan, el libro hindú Ananga-Ranga y el árabe El Jardín Perfumado.
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